La ansiedad es una respuesta corporal de alerta y constituye un mecanismo evolutivo de nuestro organismo que se dispara en caso de amenaza. Este mecanismo que en un inicio era fundamentalmente una respuesta a los peligros mortales a los que tenían que hacer frente nuestros ancestros primitivos, ha evolucionado hacia un mecanismo que responde ante amenazas sean estas reales o imaginarias. Actualmente estas “amenazas” se refieren a aquellas situaciones en las que está en peligro o la persona cree que puede perder algo valioso o no poder obtener algo.
El cerebro tiene una forma concreta de funcionar. Cuando algo tiene especial importancia para la persona su cerebro produce una respuesta emocional. Sea funcional o disfuncional, el cerebro repite esa misma respuesta una y otra vez ante el mismo estímulo. Por ejemplo, ¿qué pasa por tu cabeza siempre que escuchas una canción que es especial para tu vida o cuando hueles un aroma que te encanta? La canción o el aroma hacen que te vengan a la cabeza, no sólo el recuerdo de lo que ocurrió, sino también las sensaciones y sentimientos, que tu mente tiene relacionadas con aquella situación. La ansiedad funciona de la misma manera, se queda “enganchada” y se activa cada vez que algo se lo recuerda a tu cerebro. Muchas veces, la ansiedad se produce por un motivo real (un susto, por ejemplo), pero se sigue manteniendo una vez que ha pasado el peligro real, ya que queda asociado el suceso que la motivó con la respuesta de miedo.
La ansiedad provoca de forma inmediata una serie de síntomas en el sistema nervioso con la finalidad de poner a salvo la vida. Experimentas sudoración, taquicardia, palpitaciones, un nudo en el estómago, falta de aire, la cabeza que se embota… hay más de cuarenta síntomas relacionados con la ansiedad. Esto es funcional si el peligro es real, pero es un gran conflicto si no es así.
Otro aspecto que produce ansiedad desde el nivel psicológico, es una lucha entre dos sentimientos opuestos y dos reacciones corporales que se confrontan, es como si un sentimiento produce una alerta de ataque y el cuerpo se prepara para defenderse y agredir, pero al mismo tiempo existe otro sentimiento de temor a la propia agresividad que hace que el cuerpo se inhiba y por lo tanto hay una lucha corporal que desgasta e impide la liberación de esa energía, creando sensaciones de opresión en el pecho falta de respiración, parálisis y que muchas veces produce ataques de pánico, por el temor a perder el control o por el malestar que esto provoca, haciendo que la persona ahora tenga pánico del mismo ataque de ansiedad.
El sentido de la ansiedad o yo llamaría “alerta inteligente” es el de advertir este peligro y prepara al organismo para una respuesta eficaz ante esta situación.
Cuando nos planteamos que es la ansiedad y como se cura, estamos ante un trastorno de ansiedad que no es otra cosa que un trastorno, un funcionamiento anormal de ese mecanismo.
La ansiedad no afecta por igual a todas las personas; tenemos personas a las que la ansiedad se les presenta como crisis, episodios normalmente muy traumáticos y que, pasados los cuales, se encuentran perfectamente y otras que sufren lo que se denomina “trastorno de ansiedad generalizada”, estas personas no se encuentran mal continuamente, pero, si ante una situación sea real o por lo común imaginaria, que se repite o que ellos mismos perpetúan:
CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LA ANSIEDAD
De la misma manera que no todas las personas experimentan las mismas sensaciones con la ansiedad, ni la misma frecuencia, hay muchos factores que pueden predisponer a vivir períodos de ansiedad.
- Factores heredados, como un temperamento muy emotivo o sensible.
- Predisposición genética. Uno o varios parientes la han padecido.
- Carácter, si los papas sobreprotegen a los hijos, les crean un baja tolerancia a la frustración, sensaciones de impotencia, temor a las situaciones de la vida, esto produce que ante una situación difícil la persona reaccione con angustia, con desesperación, con ansiedad y pánico.
Otros factores en la ansiedad nos encontramos con dos cuadros completamente distintos, desde aspectos exógenos o vivenciales, o aspectos endógenos o físicos:
- Las personas que padecen trastorno de ansiedad por una vivencia real o imaginaria.
- Las personas que tienen ansiedad como respuesta física a otro trastorno (enfermedad, hipotiroidismo,)
- El consumo de determinadas sustancias estimulantes: como el consumo de anfetaminas, consumo de alcohol, etc.
CAUSAS QUE PRODUCEN LA ANSIEDAD
a) Genéticas o predisposición física:
Está demostrado que existen personas que tienen una predisposición a padecer ansiedad, esto es, personas que tienen unas características que hacen que sean más vulnerables, más propensas a desarrollar el trastorno de ansiedad y que, además, tienen una mayor dificultad para desactivar el sistema de alarma una vez que se ha disparado.
Al hablar de predisposición nos referimos a aspectos físicos y/o de constitución, siendo estos además heredados o no.
El problema fundamental de este tipo de factores es que si bien algunos son conocidos, otros no y, por tanto son difíciles de diagnosticar.
Para aquellos seguidores de la medicina occidental que buscan un origen físico, un trastorno físico para cualquier alteración, podemos decir que los descubrimientos médicos llevan a asociar el trastorno de ansiedad con un mal funcionamiento de una zona del cerebro llamada la amígdala, pero, lo que aún no son capaces de decir es en qué dirección se produce la alteración, esto es: no se sabe si es la alteración de la amígdala la que produce la ansiedad o la ansiedad la que produce un funcionamiento anormal de la amígdala. Otras investigaciones hablan de alteraciones en los lóbulos frontales del cerebro, que procesan la información y que al no funcionar adecuadamente no captan la diferencia entre una situación real y un pensamiento imaginario.
- b) Situaciones que desencadenan la ansiedad:
Tenga una persona o no factores que le predisponen a padecer el trastorno de ansiedad esto no provoca que efectivamente esta se desarrolle. Existen personas que “teóricamente” tienen una predisposición biológica o una constitución que hace intuir que deberían desarrollar el trastorno y, sin embargo, no lo desarrollan nunca y otras que, también sobre el papel, padecen más inmunes y efectivamente lo desarrollan. Esto es debido a que, existen otros factores desencadenantes.
Estamos hablando de aquellas circunstancias, aquellas situaciones que nos rodean y que son capaces de hacer que se dispare el sistema de alerta que es la ansiedad.
Puesto que, como hemos dicho, la ansiedad es un sistema de alerta ante una situación de riesgo, y reacciona a factores que hacen que nos sintamos en peligro. Estos factores pueden ser:
- Un peligro físico, que nos llevan a sobre estimular nuestro sistema nervioso. Un asalto, un secuestro, un incendio, un ataque terrorista
- Un peligro psicológico en donde está en juego la pérdida de algo muy significativo que tenemos o de dejar de ganar algo, sobre todo si es algo que creemos que nos merecemos. La pérdida de una relación, la pérdida de un “estatus”, o de la reputación.
- Otros peligros psicológicos como la pérdida de control de algo que pone en riesgo nuestra estabilidad emocional, perdida de la dirección de nuestros impulsos, sean sexuales, agresivos, de dominación, de poder. Pérdida de la imagen de bondad o de infalibilidad, que hace que esa persona sienta que por eso “vale”.
- Situaciones de estrés, donde la persona se exige más de lo que su cuerpo puede tolerar, porque pone su valor fuera de sí misma y por lo tanto pasa encima de su propia salud para lograr sentirse valiosa.
CAUSAS QUE PERPETÚAN LA ANSIEDAD
En resumen podemos decir que hay personas con ciertas características que los predisponen a padecer ansiedad, pero que con sólo estos factores no basta, hacen falta además factores que la desencadenan y estos pueden hacer que se desarrolle este trastorno en personas con o sin predisposición, pero cuando hablamos de que es la ansiedad y como se cura, algo que es sumamente importante, es porque este estado se mantiene en el tiempo.
Podemos encontrarnos con tres situaciones típicas:
- Personas en las que las causas desencadenantes se mantienen.
- Personas en las que a las causas desencadenantes se han ido añadiendo otras que profundizan en la sensación.
- Personas en las que la causa desencadenante ha desaparecido y, aparentemente, no se han añadido nuevas pero que mantienen la ansiedad.
Como vemos las causas de la ansiedad son muchas, diversas y tienden a unirse unas con otras. Cuando hablamos de curar el trastorno de ansiedad estamos tratando de cómo es posible desactivar el mecanismo de alerta que supone la ansiedad y el hacer que este mecanismo vuelva a su funcionamiento normal.
Recordar que la ansiedad es un mecanismo de alerta presente en todos los seres humanos y que conseguir superar el trastorno de ansiedad no consiste en desactivarlo sino en repararlo.
Un cierto nivel de ansiedad que yo llamo “alerta inteligente” es normal y beneficioso. Aunque las personas que han padecido este trastorno tienen miedo a que vuelva a activarse, lo normal es tener cierto grado de alerta en determinadas circunstancias.
LA ANSIEDAD SE PUEDE PRESENTAR EN VARIAS FORMAS (CAUSAS Y SÍNTOMAS)
Las causas y los síntomas de la ansiedad pueden variar de unos casos a otros.
Las personas vivimos este estado de alerta en muchos momentos, pero también este estado de alerta pasa a un estado de ansiedad de vez en cuando. Es una emoción que nos sucede a menudo, en especial cuando ponemos nuestro valor, en algo en especial, es muy factible que antes de tener una cita de “amor”, antes de una entrevista de trabajo, antes de un examen, o cuando pierdes algo que consideras muy valioso como tu trabajo, tu reputación, o cuando tienes que tomar una decisión, hayas experimentado este estado de ansiedad, ya que irracionalmente sientes temor de perder tu valor, tus capacidades o la aceptación de alguien.
Esto ocurre porque la ansiedad es una respuesta corporal ante un peligro real o imaginario, y por lo tanto el cuerpo reacciona así ante situaciones de estrés e incertidumbre. El problema surge cuando varios síntomas ansiosos provocan angustia o algún grado de deterioro funcional en la vida del individuo que lo sufre, pues afecta al funcionamiento en distintas áreas de su vida. Por ejemplo: las relaciones sociales y familiares, el trabajo, la escuela. Entonces se diagnostica el trastorno de ansiedad.
TRASTORNOS DE ANSIEDAD: UNA PATOLOGÍA MUY COMÚN
El trastorno de ansiedad es una de las patologías más habituales. Ahora bien, con un tratamiento apropiado las personas que lo sufren pueden aprender a dirigir sus estados emocionales, dirigir sus sensaciones y sentimientos a fin de satisfacerlos y mejorar su calidad de vida.
Puesto que entre los distintos tipos de trastornos de ansiedad existen diferencias notables, en este artículo te explicamos los distintos tipos de ansiedad:
1. TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA
Muchos individuos sienten ansiedad o preocupación cada cierto tiempo, especialmente cuando tienen que hacerle frente a situaciones que pueden resultar estresantes: hablar en público, jugar un partido de fútbol que significa mucho o al ir a una entrevista de trabajo. Este tipo de ansiedad puede hacerte estar alerta, ayudándote a ser más productivo y a realizar el trabajo de manera más eficiente.
Las personas que sufren en trastorno de ansiedad generalizada (TAG), sin embargo, sienten ansiedad y preocupación la mayoría del tiempo, no solo en situaciones potencialmente estresantes. Estas preocupaciones son intensas, irracionales, persistentes (al menos la mitad de los días durante al menos 6 meses) e interfieren con el funcionamiento normal en su vida diaria (actividades tales como el trabajo, la escuela, los amigos y la familia), pues son difíciles de dirigir y satisfacer.
1. TRASTORNO DE PÁNICO
El trastorno de pánico es un trastorno de ansiedad muy debilitante y diferente al TAG. Mientras el trastorno de ansiedad generalizado se conoce como ansiedad rasgo, pues es más duradero, el trastorno de pánico se conoce como ansiedad estado, pues su sintomatología es aguda.
Las personas con trastorno de pánico experimentan sensaciones de muerte o la posibilidad de quedarse sin aire, que puede causar tanto problemas psicológicos como físicos. De hecho, la sensación puede ser tan intensa que la persona siente hasta un peligro de muerte y hasta requiera hospitalización.
En resumen, el ataque de pánico se caracteriza por:
- La presencia de ataques de pánico recurrentes e inesperados
- Preocupación después de haber tenido un ataque de pánico de que va a ocurrir otro, al menos durante un mes.
- Preocupación por las implicaciones o consecuencias de un ataque de pánico (como pensar que el ataque de pánico es un signo de un problema médico no diagnosticado). Por ejemplo, algunas personas han repetido pruebas médicas debido a estas preocupaciones y, a pesar de los resultados negativos de las pruebas, todavía tienen temores de malestar. Temor a un ataque cardiaco o a perder la razón.
- Cambios significativos en el comportamiento que se relacionan con los ataques de pánico (como evitar actividades como el ejercicio físico, ya que aumenta la frecuencia cardíaca).
Los ataques de pánico alcanzan su pico a los 10 minutos y suelen durar hasta media hora, haciendo que la persona se sienta cansada o agotada. Pueden ocurrir desde varias veces al día o sólo una vez en la vida.
3. Trastorno Obsesivo-Compulsivo
Los pensamientos ansiosos pueden influenciar nuestro comportamiento, lo que puede ser positivo algunas veces. Por ejemplo, pensar que te puedes haber dejado el horno encendido puede hacer que vayas a comprobarlo. Sin embargo, si este tipo de pensamientos son recurrentes puede llevar a un individuo a llevar a cabo comportamientos poco saludables.
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) se caracteriza porque el individuo que lo sufre tiene pensamientos, ideas o imágenes intrusivas. Éstos causan ansiedad (obsesiones), pensamientos irracionales repetitivos y provocan que la persona realice ciertos rituales o acciones (compulsiones) para tratar de reducir el malestar.
Algunos ejemplos de pensamientos obsesivos son: miedo a contaminarse o sensación de duda (por ejemplo, ¿habré cerrado la puerta de casa?, ¿será correcto lo que vi o pienso?), entre otros. Las compulsiones son, por ejemplo: lavarse la manos, comprobar repetidamente que la puerta está cerrada, contar, organizar repetidamente las cosas, etcétera.
4. Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)
Este trastorno ocurre cuando la persona ha vivido una situación traumática que le ha provocado un gran estrés psicológico, lo que puede llegar a ser incapacitante. Cuando la persona revive el hecho que le ha causado el trauma puede experimentar los siguientes síntomas: pesadillas, sentimientos de ira, irritabilidad o fatiga emocional, desapego hacia los demás, evasión, etcétera.
Debido a la gran ansiedad que siente el individuo, éste puede intentar evitar las situaciones o actividades que le recuerden al evento que provocó el trauma. Los eventos traumáticos pueden ser, por ejemplo: un accidente serio de tráfico, abuso sexual, tortura durante la guerra…
5. Fobia social
La fobia social se caracteriza por un miedo irracional hacia situaciones de interacción social. Por ejemplo, los individuos que sufren este tipo de trastorno de ansiedad sienten una ansiedad incapacitante cuando tienen que hablar en público, porque tienen miedo a ser juzgados, criticados, humillados y piensan que los demás se van a reír de ellos delante de los demás. La fobia social es un trastorno serio, y algunos individuos pueden incluso sufrirla al hablar por teléfono o comer frente a otras personas
A pesar de que estas personas saben que no deberían sentirse tan mal ante las situaciones desencadenantes, no pueden controlar su miedo y su ansiedad, por lo que a menudo evitan este tipo de situaciones. Es frecuente confundir la fobia social con la timidez, pero no todas las personas tímidas sufren fobia social. Según un estudio publicado en el Journal Pediatrics en 2011, solo 12 por ciento de personas con timidez cumple los criterios de Fobia social.
6. Agorafobia
La agorafobia suele asociarse al miedo irracional por estar en espacios abiertos como grandes calles o parques. En realidad, el agorafóbico siente una fuerte angustia producida por situaciones en las se siente desprotegido y vulnerable ante las crisis de ansiedad que escapan a su control. Por tanto, el miedo no es producido por estos espacios de por sí, sino por las consecuencias de encontrarse expuesto a ese lugar, en el que se sienta indefenso. Esto hace que en los casos más graves el paciente puede recluirse en su casa como forma de evitación.
7. Fobia específica
Una fobia específica es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un fuerte miedo irracional a un estímulo, por ejemplo, una situación, un objeto, un lugar o un insecto. La persona que sufre un trastorno fóbico hace todo lo posible por evitar ese estímulo que le provoca ansiedad, y esta conducta evitativa puede llegar a interferir en el funcionamiento normal de su vida diaria.
Las fobias específicas son muchas, algunas de ellas muy extrañas. Algunas fobias son conocidas y otras no tanto, como la coulrofobia o miedo a los payasos, la filofobia o miedo a enamorarse, la amaxofobia o miedo a conducir.
El manual DSM IV distingue entre cinco subtipos de fobias específicas.